La muerte

Hoy me encuentro en un estado diferente, en el que no sé por qué me siento así. La muerte nos afecta a todos pero a mi nunca me había afectado de esta manera. Hoy ha muerto un familiar de mi novio y como era de esperar todos estamos tristes. Pero para mí esta ocasión es diferente. En los últimos tiempos ha muerto un tío, otro tío, mi abuela. El primero murió de un derrame cerebral, seguido de otro anterior que le había dejado paralizada la parte izquierda del cuerpo, mi otro tío murió de cáncer de colon y mi abuela de alzheimer. Después de estas muertes, a los pocos meses a mi madre la diagnosticaron cáncer de mama. Ahora está luchando por seguir adelante y parece que en esta ocasión hemos tenido suerte y por ahora va todo bien y ha respondido muy bien y como dice el médico, las probabilidades de morir de cáncer ahora de mi madre son menores que de morir en un accidente de tráfico. Pero ahora todo eso es diferente. Antes me he enfrentado a la muerte yo solo, con el apoyo de mi novio y de otras personas que me quieren, y era yo el que tenía que luchar para convencerme de que la vida a veces es así y hay que aceptar esas muertes como si fuera una partida de ajedrez que no puedes dejar de jugar. Ahora no soy yo, ahora no puedo hacer nada, la lucha no la tengo yo, ahora la lucha la tiene él y yo no puedo hacer nada para evitarlo.



Sé en lo que todos estáis pensando, claro que le puedo ayudar, animándole, diciéndole que yo estoy a su lado, y efectivamente, eso me ayudó a mi. Pero aceptar la muerte es un paso muy duro que tiene que pasar cada uno a solas, que tiene que cruzar y al que tiene que enfrentarse tarde o temprano solo. Aunque él sepa que yo estoy a su lado, en su mente él esta solo y así debe ser. Hay dos cosas que a mi me aliviaron ese dolor: convencerme a mi mismo de que no hay ley física que lo corrobore pero de que tiene que haber algo después de la muerte, y entender que la vida tiene sus reglas y que hay que seguirlas, ya que tarde o temprano todos morimos, y lo que nos queda es esa libreta con los segundos que hemos vivido. Nosotros, ahora que conocemos las reglas del juego, tenemos que aprovecharlo, ya que nunca sabemos cuando terminará la partida.